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iPhone 11 Pro Max, el nuevo rey de la fotografía
Un nuevo procesador que confiere una autonomía enorme y, sobre todo, sus tres cámaras le dan sentido al ‘Pro’ de este iPhone.
Pro tiene muchos significados en el marketing de Apple. Puede hacer referencia a productos claramente orientados a un público profesional, como el nuevo Mac Pro, o simplemente indicar que se ha puesto énfasis en un mejor diseño o en mejores prestaciones.
El nuevo iPhone 11 Pro vuelve el término aún más ambiguo. No existen, al fin y al cabo, usuarios «profesionales» de móviles. Pero, al mismo tiempo, es un apellido que le sienta bien. Es un iPhone 11 pero a la vez es algo más. Es una herramienta increíblemente potente que cabe en el bolsillo. Una navaja suiza para la creatividad.
Lo es fundamentalmente por sus cámaras, aunque no son lo único destacable en este dispositivo. El nuevo procesador A13 Bionic, que también usa el iPhone 11, combinado con una nueva tecnología de pantalla dan por ejemplo a estos nuevos iPhone una autonomía enorme. Es el primer iPhone que puedes olvidarte de cargar durante el día independientemente del uso que hagas del dispositivo. En los modelos anteriores un uso medio permitía hacer esta afirmación, pero abusar de la cámara o reproducir podcasts y música sin parar obligaba a buscar un enchufe a última hora de la tarde.
PANTALLA PRODIGIOSA
La clave, como digo, está en el nuevo procesador, pero también en la nueva pantalla y en el hecho de que estos iPhone Pro son un poco más gruesos que sus antecesores, con una batería algo más grande y por tanto algo más pesados. El modelo 11 Pro Max, el que hemos probado esta semana, pesa nada menos que 226 gramos que para un teléfono es bastante.
La nueva pantalla OLED consume casi la mitad que la del modelo del año pasado pero lo hace -y esto es increíble- aumentando el nivel de brillo. Puede llegar a los 800 cd/m2 o incluso 1200 cd/m2 si se reproduce contenido HDR (alto rango dinámico). Es uno de los mejores OLED que he visto en un teléfono, exquisitamente calibrado y con un contraste perfecto. Apple, de hecho, le ha puesto un nuevo nombre, Super Retina XDR, la misma combinación de letras que acompañan a su nuevo y carísimo monitor de referencia profesional presentado en junio junto al Mac Pro.
El nuevo diseño es también una de las cosas que llama la atención. Por detrás claro. Por delante apenas se distingue del iPhone XS y XS Max (tiene las mismas dimensiones de pantalla; 5,8 pulgadas en el Pro y 6,5 pulgadas en el modelo Pro Max). El nuevo acabado mate y el cristal tallado restan protuberancia al módulo de la cámara -visualmente parece más delgado a pesar de que el teléfono en conjunto es más grueso- y le dan un aspecto y tacto fabuloso. El nuevo color, verde noche, es muy elegante cuando lo ves en persona y mi recomendación para los que vayan a hacerse con uno.
SANTÍSIMA TRINIDAD
Pero, como decía, si hay una característica que define a este nuevo iPhone es la cámara. Hay tres, en realidad (cuatro contando la frontal), pero hay que pensar en ellas como si fueran una sola. A todos los efectos funcionan como tal y Apple ha dedicado una inmensa cantidad de recursos tanto en software como en hardware para que la sensación sea la de estar usando un único objetivo con una enorme versatilidad.
Todos los sensores tienen algo nuevo. El angular -la cámara principal- sigue siendo de 12 megapíxeles pero ha mejorado la cobertura y velocidad de autoenfoque. La lente telefoto, equivalente a un zoom 2x o 56 mm. en fotografía tradicional, es ahora un paso de luz más luminosa, f/2.0, y hay una nueva lente, un gran angular equivalente a un 13 mm que viene a ser un zoom 0.5x respecto a la lente principal y que cubre un ángulo de visión de 120 grados (cuidado con los dedos al agarrar el teléfono porque es fácil que se cuele uno en la foto).
Las tres cámaras funcionan de forma simultánea, incluso cuando no están seleccionadas. Esto permite al iPhone 11 Pro Max realizar cálculos de enfoque, exposición y balance de blancos de antemano y así, cuando se salta entre una y otra, apenas hay distorsión.
En vídeo es un efecto muy llamativo. Se puede hacer un zoom continuo de la lente gran angular a la telefoto sin que casi se noten los saltos intermedios entre sensores, sobre todo para escenas bien iluminadas y con sujetos a unos metros de distancia (obviamente cuando un objeto está muy cerca el salto en perspectiva no se puede evitar; Apple no ha descubierto aún como sortear las leyes de la física).
No es perfecto, y en algunas ocasiones puede variar ligeramente la exposición del cielo o los colores de la escena, pero hay una nueva opción de menú de fotografía que permite bloquear una lente al hacer zoom para evitar estos problemas. Importante: grabando en máxima calidad (4k a 60 fps) esta función de zoom continuo tampoco está disponible.
Al igual que ocurre en fotografía tradicional, la lente gran angular amplía las posibilidades a la hora de contar una escena, ofreciendo la oportunidad de mostrar paisajes más grandiosos o escenas urbanas con mucho más contexto, pero en este caso concreto además, añade funciones adicionales.
Cuando se dispara una fotografía con la lente angular normal, el iPhone toma otra con el gran angular que guarda de forma asociada. Si después de tomar la foto decidimos que queremos reencuadrarla -por ejemplo, por haber cortados los pies a la persona a la que habíamos fotografiado- es posible hacerlo con esta información adicional, que se guarda en el teléfono durante 30 días antes de ser descartada por completo. Esta función, que se conoce como Smart Frame, está desactivada por defecto, porque duplica el espacio que ocupa una fotografía en el dispositivo, al menos durante esos 30 días.
La segunda ventaja es que al tener una segunda lente de referencia, el iPhone 11 Pro ahora puede hacer fotografía en modo retrato también con el objetivo principal, no sólo con el objetivo telefoto.
En la cámara frontal también hay novedades. Tiene más resolución, puede capturar un área mayor (y por tanto FaceID funciona en ángulos más extremos) y graba vídeo en cámara lenta, que es una función muy divertida.
VE MEJOR QUE UN PIXEL
Bien, pero lo que todo el mundo quiere saber es esto: ¿es el nuevo iPhone el teléfono con mejor cámara del mercado? Siento decir que no hay respuesta posible a esa pregunta. Es la mejor cámara que ha tenido un iPhone, sin duda, pero los últimos años han acercado a la competencia a un nivel parecido en el que las diferencias son más estilísticas e intencionadas que el resultado de mejor o peor tecnología, al menos en móviles de gama alta como el Pixel 3, el Galaxy S10 o el Huawei P30 Pro, por poner teléfonos con excelentes cámaras.
Sí se puede decir que el iPhone hace cosas únicas. Tomemos por ejemplo el caso del HDR. Las imágenes que salen de la cámara del iPhone 11 Pro son fantásticas. No hay otra forma de definirlas. En parte se debe a que Apple ha mejorado el algoritmo de alto rango dinámico (HDR) que permite suavizar el contraste entre zonas iluminadas y en sombra. Ahora el iPhone es capaz de detectar e iluminar rostros que estén poco expuestos, por ejemplo, respetando los tonos de piel, o recuperar los tonos de color de áreas de la imagen muy oscuras sin añadir ruido en las condiciones más inverosímiles que podamos pensar, como un disparo casi a contraluz. El resultado es increíble.
Pero hacer una imagen de alto rango dinámico es más un arte que una ciencia. Es un equilibrio delicado que no tiene una única forma de resolverse y cada fabricante aplica su lógica y sus preferencias a la hora de hacerlo. La aplicación de cámara de Google en Android, por ejemplo, hace también un buen HDR. Prioriza dar al cielo un tono azul muy vivo en cualquier situación y satura los colores pero recuperando menos las sombras. Es una opción igual de válida que lo que hace el iPhone 11, que recupera más información de las sombras pero puede dejar más expuesto el cielo.
En general Apple ha conseguido un buen equilibrio que produce imágenes naturales y no excesivamente saturadas y con buen nivel de detalle, sin ruido excesivo. Resuelve mejor que la competencia imágenes muy complicadas y lo hace en el propio dispositivo -Pixel saca fotos muy buenas pero parte del procesado se hace a posteriori en los servidores de Google-. El tratamiento de la textura y color de la piel y los tejidos, por ejemplo, es excelente y teóricamente lo será aún más cuando Apple active un nuevo modo de disparo, conocido como Deep Fusion, en una actualización de software que llegará en otoño. Este modo de disparo combinará múltiples imágenes de todas las cámaras para obtener aún mayor detalle en las texturas y colores.
Pero a lo largo de los próximos meses vamos a ver a muchos fabricantes desarrollar sus propias respuestas a los retos de la fotografía computacional y serán también buenas opciones. La época en la que era fácil decidir qué teléfono hacía las mejores fotos -así, en general- ha pasado y es necesario profundizar en detalles muy específicos para encontrar respuestas absolutas.
Pero he aquí un buen ejemplo: el iPhone 11 Pro hace las mejores fotos nocturnas. Al menos de momento. Este era uno de los aspectos en los que el iPhone se había quedado atrás pero que se ha resuelto muy bien en esta generación. No es necesario activar ningún modo de disparo especial.
Ahora, al detectar poca luz en una escena, el iPhone automáticamente activa el modo nocturno que realiza varias capturas durante tres segundos para conseguir una foto de gran calidad y con poco ruido. Si hay suficiente luz ese tiempo puede recortarse en dos o en un segundo y si el usuario quiere puede aumentar también el tiempo de exposición hasta los 30 segundos (se recomienda usar un trípode para más de tres segundos). Con 30 segundos es incluso posible hacer tímidos intentos de astrofotografía. Como poco se puede rascar un campo de estrellas en una noche particularmente limpia.
El resultado de estas fotos es muy bueno, mejor de lo que consigue Google con la aplicación de cámara de Android. Con menos ruido y colores más adecuados a lo que esperamos de una imagen nocturna (no se trata de transformar la noche en día, por mucho que algorítmicamente sea posible hacerlo).
En general esta cámara es el salto que el iPhone necesitaba en 2019 y va acompañada de una aplicación que ha mejorado de forma espectacular para simplificar el proceso de captura y edición tanto de foto como de vídeo. Es intuitiva y ayuda a descubrir las opciones creativas de la nuevas lente gran angular, mostrando el campo de visión extra como transparencia bajo la interfaz. De este teléfono van a salir muy buenas fotos.
El iPhone 11 Pro se puede reservar ya y saldrá a la venta el próximo viernes a un precio de 1.159 euros para el modelo de 5,8 pulgadas de pantalla y 1.259 euros para el iPhone 11 Pro Max, en ambos casos con 64 GB de memoria, que se quedan bastante cortos teniendo en cuenta los precios de los que hablamos. Estos teléfonos vienen, por fin, con un cargador de carga rápida de 18 vatios y puerto USB-C -el teléfono sigue usando conexión lightning-. Apple permite entregar un teléfono anterior para conseguir un descuento de hasta 500 euros y pagar el producto a plazos en algunos casos.
¿Merece la pena dar el salto desde un iPhone XS? Como siempre apunto en los análisis vivimos en una época en la que los avances son ya pocos y los teléfonos pueden aguantar perfectamente dos y tres años (¡o más!) así que lo más sensato es esperar una o dos generaciones antes de cambiar. Para la mayoría de los que vivimos en el ecosistema iOS el iPhone 11 a secas, viniendo de un iPhone 7 u 8, es espectacular. Este Pro, una auténtica delicia.
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